“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

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jueves, 1 de marzo de 2012

SER FELIZ CON UNA ENFERMEDAD CRÓNICA

Las enfermedades pueden ser agudas o crónicas. Éstas últimas duran un tiempo prolongado (a veces toda la vida) y para poder afrontarlas necesitamos cambiar hábitos de vida. Las más habituales son las cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas, hipertensión, obesidad, diabetes, etc.
Con los avances sanitarios se han convertido en enfermedades crónicas algunas de las que antes eran mortales, como el SIDA o determinados tipos de cáncer.
Muchos de los factores de riesgo de estas enfermedades son comunes, como la mala alimentación, el tabaquismo, la escasa actividad física, etc. Y precisamente estos factores son los primeros que necesitan de un cambio para poder adaptarnos a la nueva situación.
Recibir la noticia de que padecemos un trastorno con el que vamos a tener que aprender a convivir a largo plazo, con sus síntomas, dificultades y tratamientos específicos, cambia la vida. Se pueden ver mermadas nuestras capacidades físicas y las actividades que realizamos. Incluso nos puede afectar emocionalmente. En las personas más jóvenes, como los/las adolescentes, se añade el miedo a la exclusión o discriminación de las personas de su entorno por sufrir una enfermedad crónica. Pero debemos recordar que, en la gran mayoría, no supone una total incapacidad y que aún podemos realizar una vida normal, aun con determinados límites.

APRENDO A SER FELIZ CON MI ENFERMEDAD
-          “Quien tiene la información tiene el poder”: conoce tu enfermedad, qué síntomas tiene, cómo se pueden aliviar o evitar. Aprende a prevenir posibles complicaciones y estate atento/a a los posibles cambios o señales, para saber qué hacer con ellos. Te sentirás con mayor seguridad y control ante el trastorno y en tu día a día, con lo que le perderás miedo y disfrutarás de mayor tranquilidad.
-          Tú no eres la enfermedad. No te obsesiones con ella, hay muchas cosas más. Dedica un tiempo a aprender de ella, pero no pierdas las oportunidades para distraerte, pasártelo bien o hacer otras cosas distintas.
-          Tómate las cosas con calma. Una enfermedad crónica no es el fin del mundo. Quizá tengas que dejar de realizar algunas actividades o convivirás con situaciones desagradables, pero centrarse sólo en lo que nos falta es la mejor manera para no disfrutar de lo que aún tenemos. La ira, el nerviosismo, no soluciona nada y empeora nuestro estado de ánimo y la ejecución en la rutina diaria.
-          Aceptar y adaptarse a las nuevas condiciones significa sacar lo mejor al día a día, siendo consciente de que hay que mantener unos hábitos que antes no llevábamos pero que nos permiten disfrutar de determinada calidad de vida. No sirve de nada recordar, “patalear” o estar de mal humor por algo que no tiene remedio. Lo que sí tiene solución es cómo nos lo tomamos todo: hagámoslo más fácil. Al principio será lógico sentir miedo o ansiedad ante la nueva situación, pero nos iremos poco a poco adaptando y, con tranquilidad, iremos aprendiendo a disfrutar.
-          La propia definición de enfermedad crónica trae consigo, como ya hemos visto, la necesidad de modificar hábitos de vida dañinos. No vale con seguir un tiempo el tratamiento. Debemos mentalizarnos a que es una carrera de fondo, a largo plazo, donde deberemos incluir en nuestra rutina cotidiana nuevos comportamientos que nos permitirán seguir adelante, como hacer lo que nos recomienda el/la profesional de la medicina o sanidad.
-          Tu salud depende de ti. Lo que hagas o dejes de hacer influirá en la enfermedad, sus síntomas e incluso en tu estado emocional. Está en tu mano vivir más alegre, disfrutando del entorno, o decidir arrastrarte por sentimientos que no te van a ayudar. Eres capaz de llevar adelante la mejor de tus tareas: tu propia vida. Todo es un aprendizaje que permite superarte y hacerte más fuerte, no dejes escapar la oportunidad con lamentaciones.
-          No pierdas el tiempo pensando en situaciones que no están en tu realidad cotidiana, sino en el pasado o el futuro. No ganas nada preocupándote en lo que pueda pasar, ni intentando conseguir algo que ya no puedes tener, excepto empeorar tu estado de ánimo y el entorno.
-          Mantén una vida activa. Te mantendrá distraído/a y te será más fácil relativizar las experiencias negativas. Aún eres capaz de hacer muchas cosas, plantéate cuáles te gustan y… ¡a por ello! Confía en ti y disfruta.
-          Sí se puede hacer algo con las emociones negativas. Tener un estado de ánimo positivo es la mejor medicina: nos ayuda a seguir el tratamiento médico recomendado, a adoptar hábitos más saludables de vida, a mejorar nuestro funcionamiento físico y psíquico, etc.
o   Expresa tus sentimientos. Descargar nuestras emociones nos ayuda a conocerlas, a sentirnos mejor y a darle coherencia a todo. Cuando no se expresan los sentimientos se activa el Sistema Nervioso Simpático (aumenta la ansiedad y las pulsaciones), se retrasa la búsqueda de ayuda o petición de atención a los demás, incluyendo a los profesionales, con lo que se dificulta la comunicación y el seguimiento adecuado del tratamiento médico (con las complicaciones que ello conlleva). Has de tener en cuenta que expresar los sentimientos no significa expulsar la ira o el mal humor contra nadie, sólo conseguirías aumentar tu mal estar.
o   Aprende a pensar en positivo. Los que sufren una enfermedad crónica no tienen por qué sentirse peor que el resto; de hecho, la salud mental de la mayoría de ellos/as es muy parecida a la de las personas sanas ¿Por qué? Tras la primera etapa de adaptación muchos/as aprenden a disfrutar de lo que tienen en su día a día. Se ha observado, por ejemplo, que hacen por estar más con sus seres queridos. Sienten que aprecian más la vida y realizan un cambio de prioridades vitales que reconocen como más justo.
TAMBIÉN HAY ASPECTOS POSITIVOS EN LA ENFERMEDAD CRÓNICA:
-          Se pasa más tiempo con los seres queridos
-          Se aprecia más la vida.
-          Las prioridades vitales cambian.
-          Muchos/as se dan cuenta de que son más fuertes de lo que creían.
SABER RESPIRAR PARA APRENDER A TOMARSE LAS COSAS CON CALMA:
-          Coloca tu mano izquierda en el pecho.
-          La mano derecha debe estar encima de tu vientre.
-          Fíjate cómo se mueve tu cuerpo al respirar. Lo más probable es que la mano izquierda sea la que más se desplace.
-          Vas a inflar la barriga, como si quisieras parecer más grueso/a.
-          Inspira intentando que el aire llegue a tu vientre hinchando la barriga. Espira.
-          Practica varias veces. Cada vez estarás más cerca de que la mano izquierda, al respirar, no se mueva, y que sólo lo haga la derecha. Eso significa que has aprendido a respirar de la manera más adecuada, oxigenando todos tus pulmones y no sólo una parte. Cuando llega en óptimas condiciones el oxígeno a nuestros órganos se favorece la relajación y el bienestar.


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