“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

.

.

sábado, 11 de noviembre de 2017

LOS FACTORES DE PERSONALIDAD



El principio de año es la época ideal para evaluar las metas que hemos conseguido y replantearnos objetivos. Pedimos deseos, recordamos, proyectamos y valoramos la vida que llevamos y la comparamos con la que querríamos llevar. Invocamos a la suerte, rituales y gestos externos que mejoren nuestra cotidianidad, cuando está en nuestras manos sacar el máximo provecho a nuestras circunstancias y optimizar las propias capacidades. Porque lo importante no es lo que nos pasa, sino cómo nos lo tomamos.
“Persona” viene etimológicamente del griego y significa “máscara”. Nuestra personalidad no es más, pues, que las reacciones y pensamientos que hemos decidido seguir según los eventos vitales que hemos ido disfrutando o sufriendo. Nadie nace con determinada forma de ser, excepto ciertos rasgos que sí son innatos, como el temperamento (ser más o menos nerviosa/o, por ejemplo). El resto de características de nuestra personalidad las vamos aprendiendo a lo largo de nuestro desarrollo vital. Al igual que hemos ido aprendiendo a comportarnos de determinada manera, también se puede desaprender si nos hace daño.

¿Qué rasgos de personalidad me pueden hacer daño?
En entornos sanitarios hay una clasificación de las personalidades que nos puede ayudar a tomar conciencia de algunas de las cosas que nos perjudican en el día a día:
-          Un 85.06 % de la población con hipertensión arterial presenta patrones definidos de personalidad tipo A. Se caracteriza por un alto grado de competitividad, impaciencia, a veces incluso hostilidad, personas exigentes, no delegan casi nunca, perfeccionistas y con un excesivo autocontrol. Sólo algunas de las consecuencias más comunes son el aumento de activación fisiológica, sanguínea y neuroendocrina, mayores conductas de riesgo (por pensar que “yo controlo”), disminución del apoyo social y mayor riesgo enfermedades cardiovasculares.
-          La personalidad tipo C se da en personas pasivas, reprimidas, que les cuesta expresar sus sentimientos e introvertidas. Las principales consecuencias de ello son una mayor probabilidad de cáncer, baja autoestima y trastornos del estado de ánimo, como depresión, estrés o ansiedad.

¿Qué rasgos de personalidad me pueden ayudar a ser más feliz?
Frente a las personalidades tipo A y C, la personalidad resistente es la que presenta mayores probabilidades de un desenvolvimiento pleno y de capacidad de afrontamiento ante las circunstancias negativas que se nos pueden ir presentando.
Rasgos de este tipo de personalidad y, por tanto, que nos pueden ayudar a ser más felices, son:
-          No pensar en el pasado o en el futuro, mientras no tenga relación con el problema. Debemos adaptarnos al presente, buscando soluciones o modificaciones que nos hagan más agradable el día a día.
-          Relativizar cada situación. No podemos ser extremistas y, en el caso de no haber conseguido hasta ahora nuestros resultados, creer que no los conseguiremos nunca. En cada situación particular hay que valorar sus datos concretos; puede que no tenga nada que ver con otras situaciones que hayamos vivido, por muy parecidas que nos parezcan.
-          No podemos controlar todo, por mucho que lo intentemos. Siempre pueden aparecer imprevistos ante los que debemos mostrarnos fuertes, con serenidad y adaptarnos, si queremos conseguir los mejores resultados posibles.
-          Expresar lo que sentimos nos ayuda a vernos menos solos/as, más capaces y que formamos parte de un grupo al que le importamos. Eso aumenta nuestra autoestima y nos facilita el aprendizaje y superación de cualquier evento estresante.
-          Es clave sentirnos siempre con la capacidad de afrontar cualquier problema o cambio. Por mucho que suframos, debemos ser conscientes de que el ser humano tiene una capacidad de resistencia mucho mayor de la que, de partida, podamos imaginar. Sólo necesitamos no rendirnos antes de intentarlo.
-          No es lo mismo enfrentar las situaciones difíciles como un problema sin solución que como un reto. Cada una de las cosas que vivimos aumentan nuestro aprendizaje y el propio desarrollo es fuente de fortalecimiento.
-          Una norma que facilita todo es la moderación. No arrojarnos en brazos de los excesos, actitudinales o emocionales, nos hace vivir con mayor relajación, facilita la toma de decisiones y evita trastornos físicos y psíquicos.
-          Debemos dejar un tiempo al día sin pensar en los problemas, donde seamos capaces de distraernos, disfrutar y desconectar. No todo en la vida son problemas o dificultades.
-          Cuando sea necesario hacer algo para enfrentar o solucionar una situación, pongámonos manos a la obra y planifiquemos sus posibles alternativas de resolución. Vamos a pensar en los pros y los contras de cada una, y nos quedaremos con la que decidamos que es más adecuada para nosotros/as (recuerda que no hay nada, de por sí, bueno o malo, sino algo adecuado a cada contexto).
-          Incluso en las peores circunstancias hay momentos de alegría y distracción, nunca lo olvides. Sólo tienes que estar abierta/o a esos instantes y quedarte con ellos.

La personalidad resistente
La personalidad resistente, los rasgos y actitudes que más nos ayudan a afrontar cualquier situación con los mejores resultados para nuestro bienestar y el de nuestro entorno, se resume en tres palabras:
  1. Reto. Nadie nace emocionalmente fuerte, pero sí podemos fortalecernos sólo ante la idea de que las circunstancias que vamos atravesando son un aprendizaje del que siempre sacaremos algo positivo.
  2. Compromiso. La personalidad resistente se da en personas que se sienten implicadas con los objetivos de su vida, su entorno y su propia forma de ser. Quieren mejorar, trabajan para ello, y no se dan por vencidos/as ante las dificultades por el gran compromiso e ilusión vital.
  3. Control. A la larga, nos ayuda a ser más felices y mejora nuestro desarrollo vital mantener la capacidad de control de nuestro entorno. Aunque no podamos conseguir todo lo que deseamos, es más posible cuando nos creemos capaces de cambiar las cosas. Es la condición “sine qua non” para conseguir cualquier objetivo. Y sólo fomentar esta creencia de que se es capaz, aumenta nuestra autoestima y nos hace no depender de circunstancias externas a nosotras/os mismas/os.
¿Debo cambiar algunos rasgos de mi personalidad?
Muchas veces no son las causas externas las que nos hacen sufrir, sino nuestra particular forma de tomarnos las cosas, obsesionarnos, no pasar página, desconfiar, etc. Responde en las siguientes frases si te parecen correctas o no:
1.      “Si cometo un error en el trabajo, pensarán que no valgo”
2.      “Ahora podría estar adelantando trabajo si no me hicieran esperar aquí”.
3.      “Los colaboradores que tengo no se dedican lo suficiente al trabajo”.
4.      “Los demás no hacen las cosas bien porque no quieren”.
5.      “La gente en general se despreocupa de sus obligaciones”.
6.      “No hay ningún motivo para que surjan imprevistos”.
7.      “Si le explico a otra persona lo que tiene que hacer, no lo entenderá y me hará perder tiempo. Mejor lo hago yo directamente”.
8.      “Las relaciones sociales fuera del mundo laboral son innecesarias”.
9.      “Si no me ocupo yo de las cosas, no lo hace nadie”.
10.  “Con una vez que se digan las cosas es suficiente”.
11.  “No existe ninguna razón que justifique llegar tarde a una cita”.
12.  “En el trabajo se tiene que estar alerta constantemente”.
13.  “Se me valora por mis logros y no por quién yo soy”.

Si estás de acuerdo con la mayoría, presentas ciertas actitudes que te dificultan el adecuado desarrollo y un disfrute pleno de tus circunstancias. Pensar que es real cada una de estas frases es algo que, emocionalmente, nos hace daño y dificulta el tomarnos las situaciones de manera positiva y relajada.