“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

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lunes, 17 de agosto de 2015

EL REGRESO AL TRABAJO TRAS LA MATERNIDAD

Tras un cambio vital tan importante como ser madre, es común encontrarse con sentimientos confusos que puede que no logremos explicarnos. Si a esto le añadimos que, poco tiempo después, debemos reincorporarnos al trabajo fuera de casa, podemos llegar a acumular un gran malestar. Es frecuente sentir:
-          Tristeza: puedes experimentar síntomas similares a una depresión post-parto tardía al acercarse el momento de la vuelta al trabajo. Tampoco es difícil sentirse apenada por haberse distanciado de la trayectoria profesional tras el embarazo, y alegrarse de un retorno a las ocupaciones que nos podían hacer sentir realizada, sobre todo ante una maternidad que aún no “controlamos”.
-          Estos últimos pensamientos, llegar al trabajo como una válvula de escape a la cotidianidad del bebé, puede hacernos sentir culpabilidad. También el tener que dejarle con cuidadores/as, después de pasar prácticamente las 24 horas juntos/as, nos puede hacer plantear si somos lo suficientemente responsables.
-          Tras una temporada alejada de los hábitos laborales, es natural que nos preguntemos si seremos capaces de seguir realizando las mismas tareas de la manera que lo hacíamos. Perdemos confianza en nuestras habilidades, con lo que el retorno nos costará aún más.
-          Ansiedad: anticipamos situaciones negativas (que puede que nunca ocurran) y nos ponemos nerviosas. “Se pondrá a llorar”, “no saben lo que le pasa”, “no podré seguir el ritmo en la oficina”…
Todos estos sentimientos son parte de un proceso natural de adaptación a las nuevas circunstancias; poco a poco te irás desenvolviendo mejor en tu nueva vida. Pero estos simples apuntes te pueden facilitar su desarrollo:
-          Planifica los detalles concretos, antes incluso del nacimiento del bebé. Piensa en quién o qué se va a responsabilizar de su cuidado cuando no estés. Infórmate de las posibilidades, la calidad de la guardería, el tiempo disponible, etc. También es bueno que planees si le vas a seguir dando pecho una vez que empieces tu rutina laboral. Hay modos, como la extracción de la leche, flexibilizar horarios o lugares de empleo, etc. Cuando decidas, con información, qué es lo mejor para ti y tu hijo/a, no pasarás tanto tiempo confusa o pensando qué hacer. Esto dará seguridad a tu relación familiar y a tu día a día.
-          Habla con tu empresa o encargados/as para concretar términos de la conciliación del trabajo con la vida familiar. Negocia las posibilidades y, cuanto antes, llega a un acuerdo que te haga sentir tranquila y con el que sepas a qué atenerte cuando vuelvas al trabajo. Sólo un 50% de las empleadas se sienten satisfechas con las medidas de conciliación laboral de su empresa. Recuerda que los derechos laborales relacionados directamente con la lactancia se circunscriben al artículo 37.4 del Estatuto de los Trabajadores y al artículo 138 de la Ley de Procedimiento Laboral.
-          No te culpabilices: no mejorará nada, ni en tu trabajo ni en familia. Lo estás haciendo lo mejor que puedes. Con más tiempo y experiencia, irás cogiendo las riendas de una situación que no se puede entorpecer con sentimientos que te impidan disfrutar de ello. Repítete una realidad: “lo estoy haciendo bien”. Una simple sonrisa o tu vuelta diaria del trabajo enseñará a tu hijo/a que estáis juntos/as, a pesar de todo. Recuerda que en la guardería aprenden nuevas habilidades y se preparan en sociedad, y cuando son cuidados/as por otras personas puede facilitarse su camino a la autonomía.
-          Organiza el tiempo todo lo que puedas, para que no se te escape lo principal y aprenda la familia a priorizar y repartirse tareas. Intenta disfrutar de la compañía del bebé cuando esté despierto/a, planificando las salidas del trabajo y los sueños de tal forma que se haga posible. Reparte las tareas con tu pareja, siempre que puedas, y aprende a delegar en otros cuando no tengas capacidad o fuerza. Nadie puede rendir de manera adecuada si no duerme o descansa. No tengas miedo a pedir ayuda si la necesitas.
-          Expresa tu cariño al bebé. Aunque no te entienda aún, tu sentimiento de afecto le llegará. Cuenta cómo te sientes, si te ves sobrecargada o necesitas ayuda. Todos/as tenemos nuestros límites y darnos cuenta de ello evita muchos problemas, de salud, con los demás y en el trabajo.
-          Cuando estés en el trabajo, intenta centrarte. Si te quedas más tranquila, llama una vez al día a casa para ver cómo está, deja todo bien organizado y guárdate un tiempo al volver para disfrutar jugando juntos/as. Pero el resto de horario laboral esfuérzate en hacerlo lo mejor posible (sin demasiadas exigencias, sé consciente de que tardarás un tiempo en rendir como antes). Por tener “la cabeza en casa” o estar preocupada no vas a conseguir nada, más bien al contrario.
-          Si quieres que todo te salga lo mejor posible, y que tus seres queridos estén lo más felices que se pueda, cuídate. Relájate, deja un tiempo para ti, tu descanso o actividades que te gusten. Sólo así podrás dar lo mejor de ti misma.
-          Recuerda que introducir los cambios gradualmente facilita las adaptaciones. Acostumbra a tu bebé poco a poco, y desde antes, a las nuevas rutinas que tendrá que seguir: biberón, alimentación, nuevas compañías, ausencias de su madre. Ve introduciendo esos cambios progresivamente y el salto definitivo no será tan brusco. Escoge, si puedes, un día de comienzo en el trabajo cercano al fin de semana, para hacer la primera semana (la más difícil) más corta. Si ya se introducen cambios, intenta no hacerlos coincidir con otros que hagan más compleja la nueva situación. Tú misma ve preparándote a la rutina laboral acercándote a tu puesto, hablando con los/as encargados/as o compañeros/as, informándote de las posibles nuevas circunstancias laborales desde que no estás, etc.
-          Ante todo, sé positiva. Ser positivo significa ser realista y capaz de disfrutar de nuestro presente y lo que nos ofrece. Este es uno de los mejores momentos de tu vida; con tiempo y paciencia estarás orgullosa de todo lo que habrás conseguido. Recuerda que no hay soluciones perfectas, sino respuestas que funcionan en cada momento; y esto sólo se aprende con la experiencia.

ANSIEDAD ANTE LA SEPARACIÓN DE LA MADRE
POSIBLES CONDUCTAS PROBLEMÁTICAS DEL BEBÉ
COMPORTAMIENTOS MATERNOS QUE AYUDAN
MENOS DE 8 MESES
Casi no es consciente
Rechazo ante la vuelta del trabajo
Reforzar vínculos afectivos (abrazos, sonrisas, charla…)
8 A 18 M.
Aumenta
Agresividad ante la separación, sueño intranquilo, tristeza…
Tranquilizar, explicar y mantener rutinas.
MÁS DE 18 M.
Mayor impacto ante la separación
Retomar hábitos superados (hacer pis donde ya no lo hacía, chuparse el dedo, etc.)
Reforzar vínculos, más tiempo juntos/as, no nuevos cambios (al menos no bruscamente).