“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

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martes, 8 de abril de 2014

ASTENIA PRIMAVERAL

La sensación de “pilas desgastadas”
Llega la primavera; todo rebosa de vida, luz y optimismo. Sin embargo, no todo el mundo recibe esta estación del año con alegría: una de cada diez personas se siente cansada, con mucho sueño durante el día y pocas energías. Es lo que se llama Astenia Primaveral. Podemos sentir también:
-          Malestar general
-          Dolor de cabeza
-          Disminución del apetito
-          Pérdida de interés sexual
-          Debilidad física.
-          Apatía y desgana.
-          Irritabilidad y mal humor.
-          Tristeza.
-          Bajada de la tensión sanguínea.
-          Somnolencia o insomnio.
-          Dificultades de atención, memoria o concentración.

Lo padecen, sobre todo, mujeres de los veinte a los cincuenta años. Es un trastorno leve de adaptación al cambio estacional, por lo que su duración es temporal; poco a poco iremos adaptándonos a las nuevas condiciones.

¿Por qué sentimos la Astenia Primaveral?
En una zona del cerebro llamada hipotálamo se encuentra parte del control de la temperatura, el sueño, el hambre y las hormonas. Desde esta zona se expulsan sustancias que controlan el estado de ánimo, como la serotonina; y otras que nos hacen sentir bien y nos ayudan a soportar el dolor, como las endorfinas.
Cuando la temperatura sube con la llegada de la primavera, el cerebro recibe nueva información y se lleva un tiempo reestructurando las nuevas circunstancias. En ese proceso de adaptación las sustancias que nos hacen sentir bien, las endorfinas y otras, se reducen. Esto facilita que estemos más desganados, tristes, y cansados. Si a esto le añadimos otros factores que dificultan la adaptación podemos estar hablando de astenia primaveral. Hay dos tipos:
Astenia Funcional: los componentes principales son psicológicos.
Puede desencadenarse por un sobreesfuerzo físico o psíquico que conlleva cansancio, debilidad, fatiga, estrés y ansiedad. El estrés hace que se deteriore el sistema inmunológico con una bajada de las defensas, favoreciendo un  aumento de las alergias, las infecciones, el malestar y la debilidad física.
Una persona pesimista y tendente a la tristeza será más vulnerable al proceso de adaptación de la astenia primaveral, y sus síntomas depresivos aumentarán por esta época del año. El anuncio de una estación alegre, colorida y optimista basta para hacer decaer a las personas que no están satisfechas con su vida.
Astenia Orgánica. Hay problemas físicos que pueden provocar la astenia primaveral:
-          Anemia
-          Infecciones
-          Problemas endocrinos o neurológicos.
-          Problemas musculares o digestivos.
-          Apnea del sueño
-          Fibromialgia
-          Antibióticos u otros fármacos
-          Consumo de sustancias tóxicas, como tabaco, alcohol, drogas o excitantes.
-          Alergias
-          Sedentarismo o poca actividad física.
-          Insuficientes horas de sueño o poco reparador.


Astenia “Psicológica”
Astenia “Física”
Peor momento del día
Al amanecer
Al atardecer
Síntomas predominantes
Le cuesta dormirse o tiene sueño todo el día.
Ansiedad y preocupaciones.
Cansancio y fatiga.
Malestar y debilidad física.
Variaciones de los síntomas mientras dura
Mejoras y empeoramientos según el ánimo
Sin cambios importantes
Efectos de la actividad
Haciendo cosas mejora
Reposando mejora


¿Es astenia lo que siento o es “otra cosa”?
Si los problemas de sueño (somnolencia diurna, insomnio o sensación de sueño no reparador)  y la apatía no van desapareciendo al descansar y eliminar factores que nos estresan, podrían estar ocultando un trastorno de fondo.
Si la situación de cansancio, debilidad y desinterés se mantiene más allá de unos meses  podría tratarse del Síndrome de Fatiga Crónica o del Trastorno Estacional Afectivo, en los que se unen estos síntomas a otros más complejos, duraderos y relacionados con la depresión.
En cualquiera de estos casos debemos consultarlo con un profesional.
Por otra parte, si estamos padeciendo las consecuencias de un sobreesfuerzo físico o psíquico también sentimos fatiga, bajada de energía, etc. Pero, en este caso, al descansar, los síntomas desaparecen (en la astenia primaveral no).

¿Qué podemos hacer?
La astenia primaveral es un trastorno leve de adaptación, temporal, con lo que su tratamiento va más encaminado a la prevención y a la práctica de hábitos saludables. Aún así hay ciertos apuntes que nos pueden ayudar:
-          No dramatices la situación: recuerda que es algo pasajero, ten paciencia.
-          Duerme entre siete y ocho horas como mínimo. Acuéstate siempre que puedas a una hora parecida. Haz cenas ligeras y unas dos horas antes de acostarte. Si te duchas por la noche te ayudará a dormir relajado.
-          Sigue una dieta energética, que te ayude a tener fuerzas, pero sin grasas, fritos o precocinados. Come entre horas alimentos con vitaminas, como frutas o zumos. Lo ideal es hacer cinco comidas, porque así nuestro cuerpo está menos débil. No debemos saltarnos el desayuno: tras horas sin comer necesitamos alimentarnos bien si no queremos cansarnos. Las sustancias excitantes, como café, alcohol, o tabaco, aumentarán nuestra sensación de debilidad física y empeorarán los problemas de sueño.
-          Hidrátate: Cada día bebe como mínimo un litro y medio o dos de agua. El líquido ayuda a reequilibrar la tensión arterial en el caso de que la tengamos baja. Ten tu botella de agua siempre a mano, sobre todo ahora que hace más calor y sudamos.
-          Haz ejercicio sin cansarte demasiado. Si empiezas con un tiempo, cuando te vayas acostumbrando durarás más. Aprovecha el buen tiempo y pasea cada día sobre una hora: disfruta de la luz.
-          Relájate: tómate un tiempo para ti. Ya hemos visto que el estrés puede provocar, entre otras cosas, astenia. En el trabajo intenta descansar cinco minutos cada hora.
-          No estés sin actividad demasiado tiempo, por mucho cansancio que sientas: sólo conseguirás estar cada vez más débil y sin ganas. Haz actividades que te gusten y al aire libre. La luz del sol aumenta los niveles de endorfinas.
-          Ten una actitud positiva. Estar de buen humor y reír nos relaja. Aumenta las endorfinas, mejora la actividad cardiovascular y es más fácil controlar el sueño.
-          Disfruta de lo bueno que tienes en tu vida. La insatisfacción es una de las razones por las que nos sentimos vulnerables, débiles, sin ganas ni interés por nada, e incapaces de enfrentar lo que nos venga. Sonríe y deja que el calor del sol de la primavera te recuerde lo bueno que hay y lo fuerte que eres.