“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

.

.

viernes, 25 de noviembre de 2016

PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO. CÓMO CUMPLIRLOS


“Nuestro cerebro nos basta para salir del paso, pero siempre podemos mejorarlo” Gary Marcus

Empieza un año nuevo. Hacemos valoración del que ya ha pasado y nos planteamos cómo va a ser el que está por venir. Como en todos los anteriores, nos hacemos propósitos para mejorar nuestra vida. Nos repetimos frases como “de este año no pasa dejar de fumar”, “a partir de ahora voy a estar más con mi familia”… Sin embargo, sabemos que pocas veces los hemos cumplido. ¿Está el problema en tu fuerza de voluntad? ¿Crees que es imposible conseguir ese propósito de todos los años?
Sólo una de cada cinco personas cumple sus propósitos de año nuevo ¿Qué es lo que falla?:
-          Muchas veces nos dejamos llevar por el impulso de cambiar algo, pero no nos lo planteamos seriamente. Así, cuando nos enfrentamos a los primeros obstáculos, lo abandonamos (el fumador que recae cuando tiene cerca un cigarrillo).
-          Si los propósitos son muy generales, del tipo “quiero adelgazar” o “voy a estudiar”, es algo muy vago para motivarnos. No nos hacemos una imagen real de a dónde queremos llegar o cómo hacerlo.
-          Si nos planteamos cambiar muchas cosas o muy difíciles, nos vamos a sentir desbordados, ansiosos y  estresados. Ponérnoslo complicado no nos ayudará a conseguir nuestros objetivos; al contrario, nos saldrá mal y pensaremos que somos unos fracasados (y sólo ha sido un fallo de planteamiento).
-          Otras veces ocurre que, en realidad, no estamos motivados para hacerlo. Si pensamos que no nos hace falta hacer ejercicio, y sólo vamos al gimnasio por la presión de los demás, será muy probable que tardemos poco en abandonarlo.

Podemos seguir ciertos pasos que nos ayudarán a conseguir nuestros objetivos:
  1. Planea y decide qué quieres cambiar y cómo lo vas a hacer.
  2. Ponte una meta medible; concreta tu objetivo. No vale lo de “voy a hacer ejercicio”. Plantéate cuántas veces, en qué momento te viene mejor, cómo hacerlo de la manera en que más disfrutes, hasta cuándo, etc.
  3. Elige una sola meta por ahora, no te sobrecargues. Cuando consigas la primera ya te verás más capaz de ir a por otras.
  4. Ese objetivo tiene que ser realista. Parte de tus circunstancias vitales, no te compares y, sobre todo, no confundas lo que está en tu mano cambiar de lo que depende de otros (serán ellos los que tengan que decidir si quieren modificarlo o no). Una buena referencia puede ser mirar nuestro comportamiento el año pasado; si, de no hacer ningún ejercicio, queremos ir todos los días al gimnasio, será muy difícil de cumplir; empieza por tres días a la semana, por ejemplo.
  5. Empecemos por lo más fácil y nos servirá de motivación al ver que vamos consiguiendo cosas.
  6. Plantéatelo a corto plazo. Si la meta es hacer ejercicio tres veces por semana durante un mes, será más fácil de cumplir que durante todo el año, e irás viendo que eres capaz de conseguirlo. Además, sin darte cuenta, irás creando el hábito, que es lo más importante; haciendo más probable, por tanto, mantenerlo.
  7. Ponlo por escrito. Escribir nuestros propósitos significa un compromiso. Algunos autores afirman que, los que así lo hacen, tienen un 42% más de éxito.
  8. Díselo a todos. Es posible que si no te atreves a manifestar tus intenciones a los demás sea porque tu intención no es real. Si tu entorno sabe lo que quieres conseguir, será un motor para no dejar tus proyectos. Si les comentas a menudo cómo te está yendo en tu proceso de dejar de fumar, es más difícil que encuentres excusas cuando te vean recaer, porque saben de tu evolución. Y esto te ayudará.
  9. El momento ideal para realizar actividades nuevas que quieres mantener es tras algo rutinario. Por ejemplo, si quieres hacer ejercicio, elige el momento antes o después del trabajo, así lo irás incluyendo en tu rutina y lo harás casi sin pensar.
  10. Cambia un hábito negativo por otro positivo siempre que puedas. Si, por ejemplo, lo que estás intentando es dejar de fumar, te lo hará más fácil el distraerte de vez en cuando con algo que te guste, más positivo, por ejemplo ir en bici. Además, así compruebas tu mejoría física.
  11. Ponte recordatorios y premios. Cada vez que consigas una meta o, simplemente, veas que vas por buen camino, date una recompensa: ve al cine, trabaja ese día menos, etc. No pierdas de vista y graba tus progresos: los kilos de menos, la respiración honda sin tos, tu ropa sin olor a tabaco, etc.
  12. Los abandonos son comunes, pero si mantienes tus objetivos, sólo habrá sido un paréntesis en tu camino. A veces es necesario corregir nuestras metas o el modo de conseguirlas; con ello aprendemos, evolucionamos y, si no nos rendimos, serán sólo los pasos necesarios hacia nuestra meta. Eso sí, nunca abandones tus proyectos varios días: te costará más volver y habrás perdido el hábito.
LAS CLAVES A TENER EN CUENTA:

-          Conseguir algo, en contra de lo que muchos creen, no consiste en tener fuerza de voluntad, sino en convertir en hábito lo que nos lleva a ello. Algunos autores explican que el cerebro tiene dos sistemas de funcionamiento muy distintos: el pensar y el actuar; el sistema deliberativo y el reflejo. Vivimos el día a día de manera automática, sin pararnos a recapacitar. Querer algo significa pensar que lo queremos; en el momento en que dejamos de reflexionar, volvemos a lo de todos los días. Si de verdad queremos conseguirlo, tendremos que incluir las acciones necesarias en nuestra rutina diaria para hacerlo sin pensar; sino, volveremos a lo de siempre.
-          No podemos elegir nuestra meta en base a un tiempo que no sea el presente. Si hasta entonces no hemos tenido mucho éxito no quiere decir que, a partir de ahora, vaya todo igual. Si tú crees que nada va a cambiar, sin darte cuenta, harás todo lo posible para que sea así (necesitamos creer que no estamos equivocados, muchas veces a costa de nosotros mismos). Y tampoco funciona guiarse por un futuro que no existe; el cuento de la lechera de “yo saldría más si estuviese más delgada” no vale. Tus circunstancias en el presente son unas, y tienes que decidir qué hacer con ellas, a día de hoy; sino, tus metas no se cumplirán nunca esperando un hipotético tiempo mejor.
-          Arriésgate. Que partamos de lo fácil no quiere decir que no vayamos poco a poco consiguiendo sueños. Sólo si te crees capaz de conseguir algo, podrás alcanzarlo. No te limites a la hora de fijarte objetivos, pero haz planes para prevenir cualquier dificultad. Muchas cosas en la vida no puedes cambiarlas, pero a ti sí. “Sé la persona que quieres ser”.
-          Nos equivocamos a menudo de objetivos vitales. Creemos que estar más delgado, o tener pareja o ser exitoso nos hará felices, cuando está comprobado que lo que realmente nos ayuda es:
o   Creernos con el control de nuestra vida. No depender o hacer sólo lo que otros digan. Vernos con la capacidad de afrontar y cambiar todo, aunque sea la forma en cómo nos lo tomamos.
o   Permanecer activos. Estar ocupado nos distrae de malos pensamientos, nos vemos útiles y el cuerpo expulsa endorfinas, unas sustancias que nos hacen sentir mejor.
o   Comunicarnos. Nos sentimos parte de un grupo y que cuentan con nosotros. Expresamos nuestros sentimientos y se rebaja la ansiedad.
o   Aprender algo nuevo cada día. Nos hace sentir curiosidad por la vida y aumenta la confianza en nosotros mismos.
o   Integrarnos en la naturaleza o en ambientes nuevos. Nos ayuda a salir de esa rutina refleja diaria, a relativizar y a relajarnos.
o   Aprender a disfrutar de lo que ya tenemos. Prestemos atención a lo que nos rodea y saquémosle el máximo partido posible. Acuérdate de la frase “no es más feliz quien más tiene, sino el que menos necesita”.
-          Nuestro verdadero caballo de batalla debería ser luchar contra los pensamientos negativos. Ellos son los verdaderos responsables de que no seamos todo lo felices que podemos. Da igual por lo que estemos pasando, siempre habrá alguien que, en esas mismas circunstancias sea feliz. ¿Qué cambia? Que han aprendido a desechar todas las ideas que les impiden disfrutar, como “soy incapaz”, “no puedo cambiar”, “es imposible”, “soy un fracasado”, “nadie me quiere”, “tengo mala suerte”, “si no consigo esto, no valgo”, etc. Recuerda que lo que pienses va creando el camino que llevas.

BENEFICIOS DE LOS  PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO
PERJUICIOS DE LOS PROPÓSITOS
DE AÑO NUEVO
Necesitamos de objetivos en la vida para saber a dónde queremos ir y cómo queremos ser. Los sueños y la esperanza son la gasolina del día a día.
Si intentamos hacer muchas cosas o muy difíciles, el nivel de exigencia será tan alto que puede provocarnos ansiedad y estrés.
Al plantearnos nuevas metas nos damos cuenta de las que ya hemos alcanzado. Nos sentimos útiles y con capacidad de cambiar lo que no nos gusta.
Si no conseguimos nuestros objetivos nos sentiremos fracasados y bajará nuestra autoestima; sobre todo cuando ya tenemos una larga historia de derrotas.
El simple hecho de proponernos cosas nos hace sentir que hay esperanza de conseguirlo y que nosotros somos capaces: sentimos que llevamos el control de nuestras vidas.
Tener en mente objetivos que aún no hemos cumplido puede hacer que no prestemos verdadera atención a lo que ya tenemos.