“Los supervivientes de los campos de concentración aún recordamos a algunos hombres que visitaban los barracones consolando a los demás y ofreciéndoles su único mendrugo de pan. Quizá no fuesen muchos, pero esos pocos representaban una muestra irrefutable de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino para decidir su propio camino.” Viktor Frankl

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lunes, 14 de agosto de 2017

ESTRÉS VACACIONAL

Las vacaciones son una época de descanso y disfrute. Sin embargo, un gran número de personas no son capaces de relajarse y pasárselo bien; hay estudios que muestran que hasta un 60% no logra desconectar del todo en el periodo vacacional.
Llegamos a nuestro destino de ocio y, según van pasando los días, nos vamos sintiendo más cansados e irritables. Todo nos pone de mal humor. No estamos tranquilos y es muy posible que “pillemos” catarros, alergias u otras enfermedades leves. Un sentimiento de vacío nos va dominando. Es lo que se ha llamado como “depresión de la tumbona”.
¿Por qué no puedo disfrutar de mis vacaciones como quisiera?
-          Los cambios bruscos de rutina nos obligan a un tiempo de desequilibrio hasta que nos adaptamos: dificultades para dormir, ansiedad, molestias estomacales, etc. Estas dificultades serán mayores si hemos pasado de un exceso de actividad a prácticamente no tener nada que hacer.
-          Por mucho que nos quejemos de nuestra rutina cotidiana, lo cierto es que van creando unos hábitos de vida que nos dan seguridad: sabemos qué tenemos que hacer. Pero en las vacaciones todo está en el aire; decidir qué queremos,  a dónde vamos a ir, etc. Y decidir, con todas las ventajas psicológicas y de autoestima que conlleva, puede causar momentos de inseguridad y duda. “El miedo a la libertad”, como lo definiría el psicoterapeuta Fromm.
-          Hasta un tercio de las separaciones matrimoniales se producen  tras las vacaciones. Es un periodo de convivencia familiar más prolongada e intensa. Al pasar más tiempo juntos las exigencias y los roces aumentan, por lo que puede ser origen de importantes conflictos.
-          Junto con la Navidad, es el periodo por excelencia para pensar y reevaluar nuestras metas, éxitos y fracasos; y el resultado no siempre será positivo. Además, tener tiempo para pensar puede hacer que “estalle” todo lo que hemos callado o soportado durante el año, en forma de estrés o síntomas depresivos.
-          Algunas personas se embarcan en una temporada de exceso de actividad. Quieren hacer y ver todo, ahora que tienen tiempo: lugares, museos, actos... Es lo que se llama “Síndrome de Stendhal”.  El problema es que, más que descansar, lo único que logran es cansarse más. Así, al volver al trabajo llegan más débiles para encarar con calma el resto del año.
-          Sobre un 30% de los trabajadores y trabajadoras en vacaciones sigue manteniendo de alguna forma actividad laboral: revisar los correos electrónicos, recibir llamadas, adelantar tareas, etc. Creerse indispensable en la empresa, o no dejar de preocuparse en cómo irá ahora que no estás, sólo permite que tú estés de vacaciones y tu cabeza siga “en horario laboral”.
-          En la actual coyuntura, con la incertidumbre de la crisis, mucha gente se enfrenta a no saber qué le espera tras las vacaciones, con lo que es más difícil lograr la relajación necesaria para disfrutar nuestro tiempo de ocio.
Quiero disfrutar de mis vacaciones, ¿cómo lo consigo?
-          Para desconectar más fácilmente, tener la tranquilidad necesaria y realizar actividades variadas, abre tu correo electrónico, lee la prensa o recibe llamadas de trabajo, pero sólo durante una hora al día.
-          Es mejor dos descansos de quince días que uno de treinta. Mucho tiempo de ocio puede convertirse en una intranquilidad.
-          Ten expectativas realistas de tus vacaciones. No podrás ver cuatro ciudades de distintos países en una semana, ni descansar durmiendo cuatro horas diarias. Recuerda que es, principalmente, una temporada de descanso en la que tienes tiempo de hacer cosas que te gusten, pero para relajarse y disfrutar, no para aumentar el cansancio y el estrés. Es una oportunidad para cuidarte.
-          Un 15% dice sentirse estresado con los preparativos de las vacaciones. No lo dejes todo para el último día y empieza con tiempo. Planifica qué quieres, cómo, y dónde vais a ir. No te olvides de hacer el viaje lo más cómodo posible.
-          Si te cuesta mucho desconectar prueba yéndote muy lejos o, al contrario, pasar los primeros días en casa con tranquilidad.
-          Intenta no dejar cosas pendientes del trabajo para que luego no estés con la preocupación; planea con tiempo cómo lo vas a conseguir. Y si no tienes más remedio que dejar cosas sin hacer, quítale importancia; sólo debería estar hecho lo verdaderamente necesario.
-          Los fines de semana anteriores a tus vacaciones reflexiona acerca del tiempo que gastas pensando en el trabajo: ¿te sirve de algo? ¿Qué mejora? ¿Qué empeora? ¿A quién, además de ti, influye esa actitud? Decide qué tiempo quieres dedicar realmente a pensar en temas laborales y llévalo a cabo.
-          Las vacaciones son para hacer lo que te gusta y disfrutar, no para obligaciones; ni siquiera visitar muchos sitios para luego contárselo a familiares y amistades.
-          Facilita la adaptación a las nuevas circunstancias: tu propia almohada, el agua embotellada, cocinar platos caseros, etc. puede ayudar.
-          Para evitar conflictos deja que todos tengan su propio espacio. No tenéis por qué ir juntos al mismo sitio si va a ser origen de discusiones. Es mejor que cada uno elija su modo de disfrutar y que los demás lo respeten.
-          No dediques tu tiempo de ocio a preocuparte. Perderías una temporada ideal para hacer cosas nuevas, que no puedes disfrutar el resto del año. Cuando llegases de nuevo al trabajo volverías más débil y estresado, en vez de “con las pilas recargadas”. Para evitar pensar puedes realizar ejercicios cognitivos, como sopas de letras, crucigramas, lecturas, etc. que, además de desarrollar tus capacidades mentales, te distraerán de tus propios pensamientos negativos.
-          Recuerda que las vacaciones son, sobre todo, una época para auto regalarte lo que te gusta: aprovecha para dormir más, hacer ejercicio y deportes, viaja a sitios nuevos, lee, juega con tus hijos, pasea y admira el sol del atardecer, etc.