Llega
la primavera; todo rebosa de vida, luz y optimismo. Sin embargo, no todo el
mundo recibe esta estación del año con alegría: una de cada diez personas se
siente cansada, con mucho sueño durante el día y pocas energías. Es lo que se
llama Astenia Primaveral. Podemos sentir también:
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Malestar general
-
Dolor de cabeza
-
Disminución del apetito
-
Pérdida de interés sexual
-
Debilidad física.
-
Apatía y desgana.
-
Irritabilidad y mal humor.
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Tristeza.
-
Bajada de la tensión sanguínea.
-
Somnolencia o insomnio.
-
Dificultades de atención, memoria o
concentración.
Lo padecen, sobre todo, mujeres de
los veinte a los cincuenta años. Es un trastorno leve de adaptación al cambio
estacional, por lo que su duración es temporal; poco a poco iremos adaptándonos
a las nuevas condiciones.
¿Por
qué sentimos la Astenia Primaveral?
En una zona del cerebro llamada
hipotálamo se encuentra parte del control de la temperatura, el sueño, el
hambre y las hormonas. Desde esta zona se expulsan sustancias que controlan el
estado de ánimo, como la serotonina; y otras que nos hacen sentir bien y nos
ayudan a soportar el dolor, como las endorfinas.
Cuando la temperatura sube con la
llegada de la primavera, el cerebro recibe nueva información y se lleva un
tiempo reestructurando las nuevas circunstancias. En ese proceso de adaptación
las sustancias que nos hacen sentir bien, las endorfinas y otras, se reducen.
Esto facilita que estemos más desganados, tristes, y cansados. Si a esto le
añadimos otros factores que dificultan la adaptación podemos estar hablando de
astenia primaveral. Hay dos tipos:
Astenia
Funcional: los componentes principales son psicológicos.
Puede desencadenarse por un
sobreesfuerzo físico o psíquico que conlleva cansancio, debilidad, fatiga, estrés
y ansiedad. El estrés hace que se deteriore el sistema inmunológico con una
bajada de las defensas, favoreciendo un
aumento de las alergias, las infecciones, el malestar y la debilidad
física.
Una persona pesimista y tendente a
la tristeza será más vulnerable al proceso de adaptación de la astenia
primaveral, y sus síntomas depresivos aumentarán por esta época del año. El
anuncio de una estación alegre, colorida y optimista basta para hacer decaer a
las personas que no están satisfechas con su vida.
Astenia
Orgánica. Hay problemas físicos que pueden provocar la astenia
primaveral:
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Anemia
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Infecciones
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Problemas endocrinos o neurológicos.
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Problemas musculares o digestivos.
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Apnea del sueño
-
Fibromialgia
-
Antibióticos u otros fármacos
-
Consumo de sustancias tóxicas, como
tabaco, alcohol, drogas o excitantes.
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Alergias
-
Sedentarismo o poca actividad física.
-
Insuficientes horas de sueño o poco
reparador.
Astenia
“Psicológica”
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Astenia
“Física”
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Peor
momento del día
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Al
amanecer
|
Al
atardecer
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Síntomas
predominantes
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Le
cuesta dormirse o tiene sueño todo el día.
Ansiedad
y preocupaciones.
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Cansancio
y fatiga.
Malestar
y debilidad física.
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Variaciones
de los síntomas mientras dura
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Mejoras
y empeoramientos según el ánimo
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Sin
cambios importantes
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Efectos
de la actividad
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Haciendo
cosas mejora
|
Reposando
mejora
|
¿Es
astenia lo que siento o es “otra cosa”?
Si los problemas de sueño
(somnolencia diurna, insomnio o sensación de sueño no reparador) y la apatía no van desapareciendo al
descansar y eliminar factores que nos estresan, podrían estar ocultando un
trastorno de fondo.
Si la situación de cansancio,
debilidad y desinterés se mantiene más allá de unos meses podría tratarse del Síndrome de Fatiga Crónica
o del Trastorno Estacional Afectivo, en los que se unen estos síntomas a otros
más complejos, duraderos y relacionados con la depresión.
En cualquiera de estos casos
debemos consultarlo con un profesional.
Por otra parte, si estamos
padeciendo las consecuencias de un sobreesfuerzo físico o psíquico también
sentimos fatiga, bajada de energía, etc. Pero, en este caso, al descansar, los
síntomas desaparecen (en la astenia primaveral no).
¿Qué
podemos hacer?
La astenia primaveral es un
trastorno leve de adaptación, temporal, con lo que su tratamiento va más
encaminado a la prevención y a la práctica de hábitos saludables. Aún así hay
ciertos apuntes que nos pueden ayudar:
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No
dramatices la situación: recuerda que es algo pasajero, ten
paciencia.
-
Duerme
entre siete y ocho horas como mínimo. Acuéstate siempre que puedas a una hora parecida.
Haz cenas ligeras y unas dos horas antes de acostarte. Si te duchas por la
noche te ayudará a dormir relajado.
-
Sigue
una dieta energética, que te ayude a tener fuerzas, pero sin
grasas, fritos o precocinados. Come entre horas alimentos con vitaminas, como
frutas o zumos. Lo ideal es hacer cinco comidas, porque así nuestro cuerpo está
menos débil. No debemos saltarnos el desayuno: tras horas sin comer necesitamos
alimentarnos bien si no queremos cansarnos. Las sustancias excitantes, como
café, alcohol, o tabaco, aumentarán nuestra sensación de debilidad física y
empeorarán los problemas de sueño.
-
Hidrátate:
Cada
día bebe como mínimo un litro y medio o dos de agua. El líquido ayuda a
reequilibrar la tensión arterial en el caso de que la tengamos baja. Ten tu
botella de agua siempre a mano, sobre todo ahora que hace más calor y sudamos.
-
Haz
ejercicio sin cansarte demasiado. Si empiezas con un tiempo,
cuando te vayas acostumbrando durarás más. Aprovecha el buen tiempo y pasea
cada día sobre una hora: disfruta de la luz.
-
Relájate:
tómate un tiempo para ti. Ya hemos visto que el estrés puede provocar, entre
otras cosas, astenia. En el trabajo intenta descansar cinco minutos cada hora.
-
No
estés sin actividad demasiado tiempo, por mucho cansancio que sientas:
sólo conseguirás estar cada vez más débil y sin ganas. Haz actividades que te
gusten y al aire libre. La luz del sol aumenta los niveles de endorfinas.
-
Ten
una actitud positiva. Estar de buen humor y reír nos relaja.
Aumenta las endorfinas, mejora la actividad cardiovascular y es más fácil controlar
el sueño.
-
Disfruta
de lo bueno que tienes en tu vida. La insatisfacción es
una de las razones por las que nos sentimos vulnerables, débiles, sin ganas ni
interés por nada, e incapaces de enfrentar lo que nos venga. Sonríe y deja que
el calor del sol de la primavera te recuerde lo bueno que hay y lo fuerte que
eres.
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